Monday, May 10, 2010

La Experiencia Erasmus

La experiencia Erasmus

Tanto antiguos estudiantes como estudiantes actuales y futuros de este programa de la Unión Europea hablan de los pros y los contras de realizar sus estudios en un país europeo diferente al suyo, opción que eligen 180.000 personas cada año en 4.000 universidades de 31 países.

Emily Eckhous & Traducción de Alicia Isabel Sánchez Flores

Brian Foody se detiene a pensar un momento y se rasca la cabeza. Sonríe y dice con sinceridad: “Descubres que todos somos personas al fin y al cabo, y que podemos sentirnos identificados con mucha gente aunque provenga de otros contextos y entornos”.

Brian Foody, 20 años, de Castleconnor en Irlanda, reflexiona sobre su experiencia en Copenhague, Dinamarca. Explica a través de Skype que está realizando sus estudios en la Copenhagen Business School gracias al programa Erasmus. Él es uno de los 180.000 estudiantes que en Europa deciden cada año estudiar en un país diferente al suyo gracias a dicho programa.

La Unión Europea fundó este programa de becas en 1987, y debe su nombre al teólogo Desiderio Erasmus de Rótterdam. Erasmus también corresponde al acrónimo en inglés European Region Action Scheme for the Mobility of University Students.

Desiderio Erasmus, la inspiración del programa, nació en 1465 y murió en 1536. Estudió y viajó por diferentes sitios de Europa, tales como París o Cambridge. La UE puso su nombre al programa para reflejar la importancia de aprender tanto dentro como fuera del aula, tal como él hizo.

Casi 2 millones de estudiantes han participado en el programa Erasmus desde que fue creado. El presupuesto anual de más de 440 millones de euros ayuda a los estudiantes a subvencionar parte de sus estudios en el extranjero en más de 4.000 universidades de 31 países.

“Recibes una beca de la UE”, explica Brian, y añade que él invirtió su beca en desplazarse a Copenhague y encontrar un sitio para vivir: “Tuve que buscar mi propio alojamiento y medio de transporte”.

Uno de los pilares esenciales del programa Erasmus consiste en dar a los estudiantes la oportunidad de vivir de manera independiente, algo parecido a lo que Brian experimentó en Copenhague. Ellos mismos son los responsables de encontrar su propia vivienda y de asegurarse de recibir el número de créditos adecuado al regresar a su universidad. “Tuve que planificar mis asignaturas y asegurarme de que se correspondían con las asignaturas de mi universidad para que mis notas fueran reconocidas. Este par de cosas puede resultar bastante difícil”, apunta Brian.

Lucía Cubel, 24 años, de Sevilla en España, estudia en Roma a través del programa Erasmus. Al igual que Brian, hace referencia al hecho de que tuvo que encontrar un piso y elegir las asignaturas por su cuenta.

Tanto Brian Foody como Lucía Cubel tuvieron que hacerse cargo de toda la documentación necesaria. “Tuve que arreglar todo el tema administrativo para poder quedarme en Italia. Aquí se conoce como Codice Fiscale, parecido al carné de identidad español”, explica Lucía.

El tema administrativo puede resultar complicado para los estudiantes Erasmus, y en consecuencia puede dificultar su estancia. Brian cuenta una historia sobre unos compañeros de clase que se quedaron tirados en París, sin ningún sitio a donde ir. Ni siquiera podían ir a clase porque no tenían piso.

“Creo que el programa debería incluir normas para que la obtención de alojamiento fuera obligatoria”, añade Brian. Aquí en Copenhague no tenemos ese problema porque está todo muy bien organizado, pero podría decirte de muchas universidades que se desentienden por completo.

Situaciones como ésta pueden crear conflictos para los estudiantes Erasmus. Lidiar con la total independencia que se experimenta en un país extranjero puede desembocar en errores e incluso el abandono de dicho programa. Sin embargo, hay empresas que intentan ayudar a estos estudiantes a encontrar piso, matricularse en las asignaturas, organizar el curso y acostumbrarse al día a día.

Beatrice Clemson trabaja en AM Transnational, situada en el barrio sevillano de Bami, una empresa que ayuda a los estudiantes internacionales a adaptarse cuando llegan a la ciudad por primera vez. “Ayudamos a los estudiantes a organizar su estancia en Sevilla buscando alojamiento, eligiendo asignaturas en la universidad, echándoles una mano con los trabajos de clase y organizando actividades culturales, explica Beatrice.

Brian señala que la adaptación puede resultar complicada. “Al principio es muy emocionante llegar a un país nuevo con tanta gente por conocer; te metes de lleno en la experiencia porque es algo nuevo y emocionante. Pero más tarde, las cosas empiezan a ralentizarse un poco y comienzas a acostumbrarte a la vida en ese lugar. Puedes llegar a sentirte un poco solo.

La soledad y la inseguridad son los sentimientos más comunes entre los estudiantes que viven en el extranjero. Oliver Schlienz, que tiene ahora 34 años, comparte un punto de vista similar al de Brian cuando estuvo de Erasmus en Sevilla en 1999. Asegura que adaptarse a una nueva cultura y aprender un nuevo idioma puede ser duro a veces. Añade también que una de las desventajas de su experiencia fue que “había poco contacto entre los estudiantes Erasmus y los españoles”.

A pesar de las dificultades que supone vivir solo en un país extranjero, Oliver aclara que irte de Erasmus te cambia la vida. “El microcosmo Erasmus con gente proveniente de toda Europa crea una atmósfera enriquecedora y es algo que recomiendo a todos.

Pero no todo el mundo ha tenido tanta suerte con las experiencias Erasmus como Brian Foody, Lucía Cubel y Oliver Schlienz.

Alicia Sánchez Flores, 21 años, de Sevilla, se las vio y se las deseó para asegurarse una plaza en el Reino Unido el próximo curso. “Me dieron una plaza para Sheffield, en Inglaterra. Se ofertaban cinco plazas, y yo era la última de estas cinco personas en cuanto a nota. Sheffield era el primer destino que elegí de entre cinco. Ya llevaba alrededor de un mes preparando mis papeles para Sheffield cuando recibí una llamada del coordinador diciéndome que se había cometido un error y que no se ofertaban cinco plazas, sino cuatro, explica Alicia. Nos aclara que tuvo que tratar el tema con la oficina de Relaciones Internacionales de la Universidad de Sevilla para encontrar un destino Erasmus alternativo en el Reino Unido. Sin embargo, ellos no podían hacer nada para adjudicarle su segunda opción, Cardiff, en Gales.

“Tuve que acudir a la oficina de Relaciones Internacionales, al Rector de la universidad, a todo el mundo posible. Se ofertaban dos plazas en Cardiff, y si hubiesen aceptado una persona más a tiempo, podría haber ido a Cardiff. Sin embargo, había estudiantes que tenían menos nota que yo, tanto para ir a Cardiff como para ir a otros destinos. Pero esto no parece importarles a los que están al mando. Si te paras a pensar en ello, es totalmente injusto, porque tengo mejores notas que muchas personas que sí van a ir de Erasmus, y debería tener prioridad.

Al menos, finalmente consiguió una plaza Erasmus para el próximo curso en Liverpool, ya que quedaban plazas libres. Recientemente Alicia fue admitida en la Universidad de Cardiff, pero ya había empezado con los trámites para Liverpool, por lo que era demasiado tarde. Está deseando ir a estudiar al Reino Unido pero no puede evitar sentirse frustrada con el programa Erasmus por no haber atendido sus necesidades con una mayor brevedad. “Creo que mucha gente piensa que la experiencia Erasmus es perfecta, pero yo personalmente pienso que Erasmus tiene dos caras en este aspecto,” se queja esta estudiante.

Alicia insiste en que deberían haberle dado prioridad por su expediente académico. Sin embargo, sigue manteniendo una actitud positiva y espera poder disfrutar de la experiencia de estudiar inglés en el Reino Unido. Con algo de inseguridad, añade: “Espero que sea una buena experiencia. La gente que conozco que ha estudiado en el extranjero está muy contenta y dice que repetiría sin dudarlo.

A pesar de los obstáculos que algunos estudiantes tienen que superar al solicitar una beca Erasmus, muchos beneficiarios actuales y anteriores aseguran que todo el que va vive una experiencia inolvidable y positiva, como explica Lucía. “Puedes conocer a gente nueva, aprender culturas diferentes y nuevos idiomas, crecer como persona y valorar las pequeñas cosas que nos hacen felices.

Para algunas personas, la experiencia Erasmus puede implicar mucho más que realizar un simple curso en el extranjero. Oliver explica que conoció a su futura esposa mientras estudiaba en Sevilla. “Éramos ‘una pareja Erasmus’, y probablemente no nos habríamos conocido si no fuera por este programa de estudios.

Thursday, May 6, 2010

El esplendor del bocadillo.


"Vas a viajar este fin de semana?" dice mi señora. "Si," digo. "Pues, vale.. voy a hacer un bocadillo para tu viaje," ella dice.

Para mi, el bocadillo es central de mi vida en Sevilla. Siempre como los bocadillos cada lunes y miércoles entre mis clases, y siempre llevo un bocadillo durante mis viajes.

También, creo que el bocadillo puede representar la cultura de los Sevillianos. Puedo comer mi bocadillo en la calle- los Sevillianos siempre están en la calle disfrutando la vida afuera de la casa. También, yo como mi bocadillo cuando estoy viajando. Los Sevillianos siempre están haciendo cosas-- van a la playa, viajan.. y ellos llevan los bocadillos a los partidos de fútbol para comer durante el descanso.

Sunday, May 2, 2010

Un viaje con mi familia


La semana pasada my familia vinió de los EEUU para visitarme durante me estáncia en Sevilla. Durante los primeros días de sus vacaciónes yo era su guía. Fuimos de todos los lados de la ciudad-- el centro, Triana, los Remedios... Y también, durante la Feria fuimos a la caseta de mi profesor favorito, Manuel Romero. Era muy divertido y memorable. También, durante el fin de semana, fuimos a Marbella (Porto Banús para ver los yates) y después, Ronda. Ronda era increible- nunca en mi vida he visto un pueblo como eso.

Este mañana muy temprano, mi familia se fue al aeropuerto para volver a los EEUU. Estaba muy triste, pero estoy muy alegre que ellos pudieron visitarme.